miércoles, 9 de mayo de 2012

Corán

Ninguna de las dos corrientes, chiítas y sunitas, pone en cuestión el Corán, que es considerado por ambas como el libro sagrado que continua la revelación que Alá hizo al profeta Mahoma.
En el Corán se detallan cuestiones tan importantes como que Alá es el señor del Juicio y Decreto, las obligaciones que tiene el creyente, la promesa que hay de otra vida tras la terrenal y la obligación de su difusión.
Su redacción definitiva se llevó a cabo por orden del tercer califa cuando el Profeta ya había muerto. Está dividido en 114 cápitulo o suras, cada una de las cuales se halla dividida en versículos o aleyas.
Su lectura, como sucede con los libros sagrados, no puede ser solamente textual, sino también alegórica.
Una de las actividades que se dan en las escuelas coránicas es precisamente la recitación o aprendizaje memorístico del libro.
Un buen musulmán debe dedicarse a la lectura del Corán en todos los lugares y momentos de su vida.
Muerto Mahoma, se quiso se quiso asegurar y sentar su vocabulario, interpretación y significado para no dar lugar a ambiguedades.
Al no ser el Corán un libro más, debía ser leído y recitado de modo adecuado a su importancia.
No dudan los musulmanes en atribuir al Corán poderes místicos.Un ejemplar del Libro no es un simple objeto, sino que se le puede considerar dotado de cierto poder, puesto que contiene la palabra de Dios.
Se presentó especial atención a la pronunciación, entonación y otros aspectos-gestos-, que llegaron a uniformarse de tal modo que necesitaron lectores especializados. Por ello, se llamaba lectores del Corán a aquellos que podían recitarlo de memoria de acuerdo con unas normas fijas.
De las lecturas coránicas surgieron las disciplinas de la ortografía y la caligrafía.

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